RELACIÓN DEL MAESTRO CON UN AGRICULTOR O JARDINERO
Cuando un agricultor o un jardinero pretende sembrar árboles, frutales... antes debe de tener en cuenta cuáles son las necesidades que necesita cada árbol, frutal, etc.; para que este se pueda desarrollar de manera adecuada, y con el paso del tiempo se pueda recoger los frutos que durante tanto tiempo se ha estado esperando. Es por ello, que todo esto proceso requiere de paciencia y confianza para finalizar el proceso de manera satisfactoria. En el caso del maestro, sucede de manera parecida, porque tiene que analizar a cada alumno, y saber cuáles son las necesidades que presenta, para que a lo largo de su desarrollo de aprendizaje, pueda ir mejorando para conseguir el objetivo final, que se trata de que adquiera una serie de conocimientos que son importantes, pero además los profesores debemos de formar personas que sean capaces de enfrentarse al mundo exterior que les rodea.
El agricultor trata a sus árboles de la mejor manera posible, con la finalidad de obtener un producto, pues los profesores debemos de tratar a nuestro alumnos de tal manera que algún día se acuerden, no solamente de los conocimientos que se les transmitió, sino además de los valores que se le intentan transmitir en la escuela para así poder ser mejor persona. Debemos cada día de intentar que los niños tengan ganas de aprender, al igual que los frutales, que día a día se vayan desarrollando, aunque no se perciba, para que en un futuro observemos a nuestros alumnos con orgullo por pensar que nosotros, profesores, formamos parte de él/ella.
Por último, debemos de concienciar a los futuros maestros, entre ellos nosotros, que al igual que el jardinero, poseemos una de las profesiones más importantes y bellas que existen, y que de nosotros pretende que nuestros alumnos, el momentos en el que se enfrenten al día a día, puedan ser personas capaces de desarrollar nuevos ámbitos, sean útiles a la hora de entablar su posición respecto un tema, entre otros muchos ámbitos, al igual que el jardinero, ya que en algún momento su cultivo se disfrutará en una mesa, y la gratitud de pensar que has contribuido para hacer mejor persona de manera personal e intelectual, por parte del maestro, y ver que tu producto es disfrutado por los comensales, eso no tiene ningún precio.
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